VOLUNTAD

A la facultad que tenemos de poder elegir libremente entre distintas alternativas le llamamos “libre albedrio” o voluntad, pero conviene distinguir entre la voluntad, como una elección consciente entre opciones diferentes, y la actuación por instinto, impulso, acto reflejo, hábito, rutina, automatismo, etc.

Gracias a la voluntad podemos afirmar que somos los artífices de nuestra vida y que a ésta le podemos dar un sentido más profundo y universal.

La voluntad se desarrolla con el entusiasmo, mejor que con el sacrificio, pues si lo que queremos hacer nos motiva, la voluntad surge sin esfuerzo, mostrándose plenamente activa, firme y constante en cualquier circunstancia. Así lo que para unos puede suponer un gran esfuerzo y sacrificio, para otros, si cuentan con la ilusión y el entusiasmo pertinentes, no hay ninguna sensación de sufrimiento, porque se está llevando a cabo algo anhelado y deseable.

La voluntad se puede debilitar si falla la motivación por causas tan diferentes como:

- No tener bien definidos y claros los objetivos.

- No mantener viva la valoración positiva de los objetivos.

- No ser capaz de resistir los impulsos internos o externos contra tu proyecto.

- No ser capaz de decidir entre las diferentes alternativas.

- No ser capaz de evitar las vacilaciones tras la toma de decisiones.

La mejor solución frente al desaliento es mantener una voluntad firme con un alto grado de motivación, que es el gran estímulo para perseverar en los objetivos, pero, si la voluntad no se reafirma continuamente, con el tiempo la motivación cederá y llegará el desanimo.

De ahí que la voluntad y la motivación deban caminar juntas hacia la meta, tomando conciencia de que es necesario encontrar un objetivo, que nos motive y nos ayude a esforzarnos de manera continua y consciente.

Antes de llegar a la meta final hay que superar muchas etapas previas y encontrar en cada una de ellas la satisfacción, que genera la consecución de cada objetivo logrado por pequeño que sea. Para ello es preciso analizar cuál es el camino hacia la meta, conocer su estructura y las fases del trayecto a recorrer, sabiendo que existen estos pequeños retos alcanzables en el camino, que podemos transformar en gratificantes éxitos. De esta forma podemos vencer cualquier grado de desmoralización, si sabemos que tenemos el poder de la libre elección y que este ejercicio de libertad nos va llevar hasta la meta deseada.

La voluntad no se adquiere de forma espontánea sino que es fruto de un trabajo progresivo, que nos lleva a insistir una y otra vez, a pesar de haber fallado anteriormente y ésta es la auténtica clave para lograr la victoria final.

La voluntad depende de nosotros mismos y podemos desarrollarla siguiendo unos pasos sencillos y lógicos tales como:

- Descubrir y despertar en nuestra mente el interés por la meta a alcanzar.

- Precisar las vías generales y modelos de conducta que nos llevarán hacia la meta.

- Preparar posibles caminos alternativos por si fracasara la acción primitiva.

- Realizar acciones deliberadas para conseguir las metas claramente decididas.

- Superar los impulsos y hábitos negativos que puedan reducir el interés por el objetivo.

- Afianzarse frente a los obstáculos y frustraciones que surjan en el camino emprendido.

- Saber que en cada momento tengo la oportunidad de tomar la mejor decisión.