LA O.M.S. ANTE LA HTA

A principios de los años 80 la Organización Mundial de la Salud (OMS) propuso un plan de tratamiento escalonado para la HTA y en él se insistía desde el primer escalón terapéutico en el empleo de medidas higiénico-dietéticas, tales como la regulación de los alimentos, control del sobrepeso-obesidad y reducción del estrés. Estas medidas debían intentarse antes de proceder a la receta de fármacos y, si no fueran suficientes por si mismas, acompañarlas de los productos farmacéuticos más simples e inofensivos, que irían asociándose a la terapéutica de manera escalonada.

La estrategia comercial de la industria farmacéutica consiguió en muy pocos años cambiar radicalmente los criterios terapéuticos, propiciados por la OMS y aceptados por todos los médicos.

Comenzaron por inundar las revistas médicas con publicaciones que ensalzaban las nuevas terapias farmacológicas frente a los viejos fármacos, que calificaban de obsoletos y poco eficaces cuando no los recargaban de efectos indeseables. Buscaron y potenciaron a nuevos líderes de opinión sin escatimar gastos y consiguieron con la ayuda de sus fuerzas de venta que finalmente todos nos olvidáramos de los criterios de la OMS. Recuerdo el comentario de un agudo observador cercano a la OMS, que en su análisis de resultados al finalizar los 10 años de la implantación de la nueva estrategia, hacia el siguiente balance: “Ni hemos reducido el número de hipertensos ni hemos reducido sus complicaciones, el único cambio ha sido el haber multiplicado por diez el coste de los tratamientos”. 

A mí personalmente me parece todavía más doloroso el admitir de hecho que la única solución viable y práctica, ante el problema de la HTA, sea la implementación de los tratamientos medicamentosos y su mantenimiento de por vida, renunciando de entrada a la modificación de los hábitos alimentarios y a la falta de higiene mental, que subyacen detrás del síndrome hipertensivo y que son además los responsables directos de la mayoría de las enfermedades crónicas.

En mi práctica clínica diaria la mayor parte de los problemas que me surgen están derivados de los tratamientos farmacológicos, al tornarse excesivos en cuanto los pacientes cambian y apuestan por las medidas higiénico-dietéticas, demostrando poco a poco que la terapia externa y puntual definitivamente no es la mejor solución para regular la hipertensión, que sigue siendo un fruto no deseado de los desequilibrios y malos tratos infringidos al organismo.

La mayor parte de mis pacientes con hipertensión no necesitan restringir la ingesta de sal, cuando comen y beben bien, reducen su sobrepeso y aprenden a relajarse física y psíquicamente. He tenido que ir poco apoco desechando unas cuantas ideas falaces sobre la HTA, que adquirí desde mis primeros tiempos en la facultad de medicina y que yo mismo contribuí a propagar posteriormente.