¿CUÁNDO COMER?

Partiendo de la base que alimentar bien un sistema es sinónimo de aportarle los elementos necesarios para que pueda llevar a cabo todas sus funciones y que el organismo humano es un sistema sensible, cuyo funcionamiento es continuado y muy variable en cuanto a intensidad, complejidad  y precisión, los macronutrientes y los micronutrientes deben estar presentes en sus proporciones óptimas.

Con estas premisas, en teoría, sería conveniente:

1.- Conocer los alimentos en cuanto a su contenido en agua, hidratos, proteínas, grasas, fibra, sales minerales y vitaminas.

2.- Calcular las necesidades calóricas diarias del individuo, según su sexo, edad, talla, necesidad de desarrollo, constitución, peso y actividades físicas y mentales.

3.- Recalcular las cantidades, si la dieta es para aumentar o disminuir el peso actual.

4.- Distribuir el total de las kilocalorías del día entre las cinco o más comidas a realizar.

5.- Elaborar platos equilibrados según recursos, gustos y costumbres del sujeto.

6.-Garantizar las dosis diarias recomendadas de todos los macro y micronutrientes.

Frente a estas exigencias teóricas la experiencia nos confirma que los seres humanos, como los individuos de cualquier otra especie animal, podemos estar correctamente alimentados, siguiendo los impulsos del hambre, al igual que lo hace el bebé, que reclama su alimento con una cadencia de 3-4 horas y deja de comer cuando se siente saciado. Es decir: “Comer cuando se tiene hambre y dejar de hacerlo cuando hay saciedad”.