Los estudiantes con edad de primaria que participaron en un programa
extraescolar con mucha actividad física mostraron unas mejoras más acusadas en
varias áreas de la llamada "función ejecutiva" que los estudiantes similares que
no participaron.
La función ejecutiva se refiere a una serie de habilidades mentales o
"cognitivas" que incluyen la memoria, la concentración, la atención y la
capacidad de cambiar de una tarea a otra.
El investigador principal, Charles Hillman, dijo que los estudiantes que más
asistieron al programa experimentaron las mayores ganancias en cuanto a las
habilidades mentales.
"Creo que se trata de las evidencias más fuertes que tenemos disponibles de que
el tiempo pasado realizando actividades físicas, que incluirían la educación
física y el descanso, no solamente no perjudican la consecución de los objetivos
académicos, sino que podrían mejorar el rendimiento académico", dijo Hillman,
profesor de quinesiología y salud comunitaria en la Universidad de Illinois, en
Urbana-Champaign.
Los hallazgos aparecen en la edición en línea del 29 de septiembre y se
publicarán en la edición impresa de octubre de la revista Pediatrics.
Los investigadores asignaron aleatoriamente a 221 niños, de 7 a 9 años de edad,
a un programa extraescolar o a una lista de espera para el programa. El programa
extraescolar se prolongó durante casi todo el año escolar (150 días). Durante
dos horas, la actividad física se alternó con periodos de descanso, lo que
resultó en aproximadamente 70 minutos de ejercicio entre moderado y vigoroso
cada día de la semana, dijo Hillman.
Los niños realizaron pruebas para medir su "inhibición" y su "flexibilidad
cognitiva", que es básicamente su capacidad de cambiar de una tarea a otra con
éxito, como, por ejemplo, leer algo y entonces responder a preguntas sobre lo
que se ha leído, comentó Hillman.
La inhibición implica dos tipos de habilidades de pensamiento, explicó Hillman:
la capacidad de ignorar las distracciones del entorno para concentrarse en algo
específico, y la capacidad de detener una respuesta bien aprendida rápidamente
cuando es necesario.
Si un niño empieza automáticamente a ir en bicicleta por una calle cuando un
semáforo se pone en verde, por ejemplo, una respuesta fuerte inhibitoria se
refiere a con qué rapidez puede evitar seguir avanzando cuando se da cuenta de
que un coche se ha saltado el semáforo en rojo.
Aunque los niños que siguieron el programa y los de grupo de la lista de espera
experimentaron mejoras en la condición física, la inhibición y la flexibilidad
cognitiva, los participantes del programa extraescolar consiguieron unas
ganancias mayores en las tres áreas.
Los participantes del programa también mostraron mejoras en la atención que no
se observaron en los del grupo de la lista de espera, y experimentaron un
aumento más pequeño en el índice de masa corporal (IMC) que los estudiantes de
la lista de espera. El IMC es una medida de la grasa corporal basada en la
estatura y el peso.
Dado que el estudio comparó directamente dos grupos similares de niños, los
hallazgos respaldan la idea de que la actividad física realmente provocó las
mejoras cerebrales, aunque está menos claro de qué manera la actividad física
mejora las capacidades de pensamiento, afirmaron los expertos.
"Desde la perspectiva de la estructura cerebral, sabemos que las regiones del
cerebro aumentan en volumen con las intervenciones en la condición física a
partir de estudios con adultos mayores", señaló Hillman, aunque eso no significa
que un aumento del volumen resulte en un mejor pensamiento.
Por otra parte, otros estudios han hallado cambios en el modo en que los
neurotransmisores funcionan en el cerebro tras la actividad física, y cómo el
ejercicio afecta al hipocampo, la parte del cerebro responsable de la memoria y
el aprendizaje, dijo.
Según Hillman, lo más probable es que haya diferentes mecanismos que funcionen
en el cerebro y que permitan que la actividad física mejore las habilidades
mentales.
El estudio estuvo bien diseñado, según un experto que conocía los hallazgos.
Nathaniel Riggs, profesor asociado de estudios sobre el desarrollo humano y la
familia en la Universidad Estatal de Colorado, en Fort Collins, comentó que "una
dirección importante para la investigación futura es medir realmente los
procesos psicológicos que podrían explicar estas asociaciones".
Riggs indicó que el estudio comparó incluso los resultados de los niños de
distintos grupos que tenían la misma edad, sexo, raza/etnia y estatus
socioeconómico. Uno de los pocos puntos débiles del estudio es la incapacidad de
saber cuánto tiempo podrían durar las ganancias mentales a partir del ejercicio,
dijo.
Pero el control ejecutivo, la colección de habilidades mentales que mejoraron a
partir del ejercicio, es crítico para el desarrollo positivo, añadió Riggs.
"En realidad tiene una mayor correlación con los logros académicos que el
coeficiente intelectual", dijo. "La implicación política es que las escuelas
podrían tomar en consideración que el aumento de oportunidades para la
realización de actividad física para sus estudiantes no solamente fomenta una
mejor salud, sino también un aumento potencial de los logros académicos".
Los beneficios podrían extenderse más allá de los éxitos académicos, dijo Riggs.
"El control ejecutivo también se asocia con una menor cantidad de problemas de
la conducta, que pueden interferir con las instrucciones dadas en clase, con un
consumo menor de drogas, que interfiere en el aprendizaje, y con una conducta
sexual menos arriesgada, que puede resultar en dejar la escuela por un embarazo
no deseado", señaló.
El estudio fue financiado por el Instituto Nacional de Salud Infantil y
Desarrollo Humano y los Institutos Nacionales de la Salud de EE. UU.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Charles Hillman, Ph.D., department of kinesiology and community health,
University of Illinois at Urbana-Champaign; Nathaniel Riggs, Ph.D., associate
professor, department of human development and family studies, Colorado State
University, Fort Collins, Colo.; Sept. 29, 2014, Pediatrics, online
HealthDay